Un día vi a una mujer que vivía en la miseria, toda sucia, quizá con mal olor (yo no le sentí, honestamente, su olor sólo me recordaba al de mi abuelita, un olor muy rico de quien amo aún y se que ella ora por mí en el Cielo).
Pasé por su lado y me movió el corazón darle dinero, primero pensé en un poco, luego recordé que en mi billetera tenía sólo un billete de 50 Bolivianos, eso es no más algo de platita, dudé si darle o no, pensé que la usaría para alcohol o algo así, pero luego se me vino a la mente que ella tal vez no bebía, quizá era una mendigo diferente, entonces dije "haz el bien sin mirar a quién".
Me acerqué a darle el dinero y la cuando le di el dinero la vi directo a los ojos, era la mirada más limpia y desconcertada y bella que vi en mi vida. Se me cayó el alma por los suelos, me sentí miserable de haber dudado de ella y le dije "ten y comparte con quien más lo necesita". Ella miró el billete y asintió con la cabeza. Luego me fui e incluso llegué a pensar que nuestra Madre María había actuado para mover mi corazón y hacer la voluntad de Su Hijo, a través de esa mujer.
Allí fue que comencé a reflexionar sobre "ama a tu prójimo como a ti mismo", me di cuenta de que muchos psicólogos actuales están mal, muy mal, pésimamente mal... siempre nos enseñan a amarnos a nosotros mismos, amarnos primero, que debemos estar siempre en primer lugar, incluso llegan a usar las palabras de Jesús para enseñarnos que debemos amarnos primero nosotros.
Me di cuenta de que "Ama a tu prójimo como a ti mismo" significa en realidad "Ámate en tu prójimo", significa que es necesario vernos reflejados en el hermano, en el prójimo, en el más necesitado, preguntarnos ¿qué haríamos nosotros en su lugar? ¿Cómo podría ayudarle si ese fuera yo? Me di cuenta de que amar al prójimo es amarme en él, verme reflejado en él y que en tanto más le de a mi prójimo más me lo estoy dando a mí mismo, me di cuenta de que mientras más amo a mi prójimo más me amo a mí mismo, de que el amor al prójimo es el amor que me tengo porque no puedo dar de lo que no tengo y si tengo tal vez no me doy cuenta porque quiero cuidarlo tanto para mí que me olvido que es dando que más se recibe.
Éste es el Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Amarme a mí es Misericordia en tanto ese amor sea reflejo del amor que tienes hacia tu prójimo, sólo así es un amor perfecto :)
