Siempre que me puse a pensar sobre el bien y el mal, yo entraba en duda. ¿Qué era realmente el bien y qué el mal?
Sinceramente no lo sabía. Habían muchas teorías. Quizá la mayoría moralista, pero la que más me preocupaba era la Anarquista.
Mucha gente figía que la "libertad" era poder hacer y decir lo que sea con quien sea con la consecuencia que tuviera y muchas otras cosas sin un límite, sin un horizonte. ésta clase de libertad era la que me compulgía demasiado porque justificaba cosas terribles como asesinatos, violaciones y otros.
Dentro de mi consciencia yo reflexionaba y a mí me procupaba simplemente el si podía o no estar con alguien sexualmente sin ningún compromiso, algo bastante adolescente pero comparado con lo que escribí en el anterior párrafo esto fue muy inocente. Lo que la gente me decía y se traducía en lo ya redactado, me asustaba a tal grado que llegué a desconfiar de ellos y con justa razón, si ellos justificaban como libertad o "libre albedrío" semejantes acciones entonces yo no podría estar seguro cerca de ellos.
Mi mente divagaba muchísimo y encontré la respuesta en el pensamiento. No se trata de "libre albedrío" el poder hacer lo que me venga en gana y nada más, sino de lo que yo puedo hacer y que no afecte negativamente en otras personas o en mí mismo. Para mi personalmente primero está el no lastimar a Dios aunque sé que lo hago con muchas acciones pero al menos trato de no hacerlo.
Al pensar en esto, mucha gente me dijo que en consecuencia no esistía tal libre albedrío, lo que me llevó a reflexionar aún más y encontré esto en mi mente: "el libre albedrío deja de existir cuando por una acción nuestra el libre albedrío de otra persona es afectado y por lo tanto si una persona hace algo que como consecuencia afecte mi libre albedrío lo que hizo deja de estar en el marco del libre albedrío"
En palabras cortas: "mi libertad comienza donde termina la de mi prójimo". Si yo quiero ser libre entonces debo dejar que las otras personas también lo sean y viceversa, éstas personas deben dejar que yo también sea libre. De este modo no pueden lastimarme por "su libre albedrío" porque entonces estarían coartando el mío y se rompe la regla del "libre albedrío"; redundando, yo tampoco puedo lastimarlos porque al romper su libre albedrío mi acción ya no estaría dentro del contexto del libre albedrío.
Gracias a esta reflexión comprendí lo que quiso decir Jesús con "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Porque si amamos a nuestros semejantes entonces no haremos a ellos lo que no quisiéramos que nos hagan a nosotros.
Pienso entonces que el bien y el mal se resume en:
- El bien es hacer aquello que tendrá un efecto positivo en ti, en otros o en algo, pero éste no tiene que afectar negativamente a nadie dentro del contexto espiritual o material (aclaro esto porque si un niño quiere jugar con un cuchillo y se lo quitamos el niño puede llorar pero no se está afectando espiritualmente sino por el contrario se le está dando la oportunidad de que conozca que ésto le puede hacer daño si sabemos cómo quitárselo)
- El mal es la ausencia del bien.
En base a todo esto, puedo alegar que los mandamientos de la Ley de Dios que nos muestran nuestros hermanos Judíos y Cristianos son concretos y correctos y nos llevarían a una vida de Libre Albedrío real y no irracional.
Sé que este post traerá muchos comentarios y sé que todos ellos nos permitirán crecer mutuamente ya que andamos en el mismo camino de crecimiento espiritual.
